Ahora que te has ido…….. Osito
MIS RECORDADOS PELUDITOS
Ha pasado ya un mes que te fuiste, o mejor dicho algo o
alguien te alejó de nuestro lado, un amargo
y triste, tres de agosto, de
ingrata recordación, de pronto, sin saber cómo ni porque, desapareciste de nuestra casa, entonces te buscamos,
creímos que andabas de enamorado y pronto regresarías, pero tal no sucedió, no
te hemos vuelto a ver, nada, ni siquiera rumores sobre que te sucedió, ninguna
hipótesis creíble, sobre tu “seguramente forzada desaparición”, sí, porque a la
vista de todos estabas bien de salud, física y emocional, gordito, juguetón,
alegre, cariñoso, sobreprotector de los tuyos, cuidando con anhelo y vehemencia
tu hogar, al que no permitías que ningún extraño ose acercarse.
Brioso y alegre, inquieto, imparable, feliz, orgullosos,
dueño y señor de tu casa, ahí en la misma donde naciste y viviste tus cortos y
maravillosos cinco añitos, todos te queríamos, te mimábamos, te consentíamos y tú lo sabías, por ello hacías siempre de las
tuyas, tu espacio siempre se respetó, tu elegías el mueble dónde te echarías, y
le gruñías a aquel que se atreva a bajarte, para ocuparlo él, siempre supiste
conservar tu orgullo y dignidad aún en las peores situaciones, siempre altivo,
gallardo y muy seguro de ti mismo,
enfrentabas con sumo optimismo tanto a los de tu especie como a los humanos.
El niño consentido de mamá, siempre a tu lado mimándote,
alimentándote, cuidándote, limpiándote de montes, abrojos, garrapatas, pulgas y
cualquier otro parásito, lactaste mucho tiempo más que tus hermanos, porque
ellos se fueron pronto de casa, tú te quedaste, a vivir con tu madre, la vieja
Salomé, y cuando ella se fue, porque algún humano criminal, de aquellos que dan
pena y vergüenza que pertenezcan a nuestra especie, la envenenó, alejándola de
nuestro lado, te sentiste seriamente
afectado, por muchos días disminuiste tu rutina de comidas, dejaste de jugar y
caíste en una fuerte depresión, tu alegría se escapó, y te convertiste en un
perrito flaco, descuidado, asaltado por los parásitos externo, y hasta tu
hermoso pelo se te caía abundantemente, pero al cabo de algunos meses de la
inesperada partida de tu madre, y solícita compañera, gracias a las atenciones
y cariño desbordante de toda la familia, saliste adelante, más aún cuando un
nuevo compañerito de juegos llegó a formar parte de la familia, y desde
entonces reaprendiste a vivir tu vida con más autonomía, libertad, pero también
con responsabilidad, pues ya no estaba mamá para cuidarte, debías hacerlo solo
y confiarte más a tus humanos, quienes siempre te quisimos.
Te has ido Osito, pero tu recuerdo será una marca indeleble
en nuestra memoria, nos quedan tus
lecciones, de sagacidad, inteligencia, astucia, dignidad, lealtad, y por
supuesto mucho, muchísimo, infinito amor, tu carita rebosante de alegría cuando
llegábamos a casa, esa colita inquieta que se movía con mucha alegría cuando
alguien de los tuyos se acercaba a casa, colita, que, a veces, cuando estabas
cansado o solo con pereza agitabas con pasión, pero eso sí bien sentado en el
mueble, para que el humano que llegaba se acerque a acariciarte y saludarte,
ahí donde tú estabas acomodado.
En las frías noches de invierno, aun cuando yo no estaba en
casa, no recelabas, apenas veías la puerta abierta de alguna alcoba, entrar y
acomodarte entre las cobijas, pues al parecer los muebles no abrigaban lo
suficiente.
Eras celosos, y absorbente, querías todo el cariño y mimos
para ti, pero también expresaste solidaridad y cariño, y uno de tus más
admirables gestos, fue haber dejado llegar a casa a un amiguito, que estaba sin
hogar, desarrapado, desnutrido y víctima de todos los posibles parásitos, que
luego y como no podía ser de otra manera lo adoptamos con mucha ternura, más
aún si tú que eras el amo y señor de la casa, lo permitiste; Rasputín, le puso
por nombre el Lenin, y así se lo conoce y denomina a ese perrito chiquitito,
shiranguito, y blanquito, de pelitos alborotados que cuando te fuiste también
te llamó con sus tristes aullidos, que se perdieron en el poderoso viento de
agosto, aun cuando siempre lo estabas retándolo, recordándole que eras el dueño
de casa.
Osito lindo, o Budy, como constas en tus papeles de la
clínica, es muy doloroso, no saber qué pasó contigo, con el amigo tan querido,
con el que tantas y tantas horas de alegría nos dio, con quien nos enseñó que
el sentido de la vida está mucho más allá de la abundancia de bienes
materiales, de las apariencias, jactancias
y soberbias que tanto daño causan.
Quien, habrá sido el infeliz ser humano que se atrevió a
hacerte daño, a ti pequeñito y altivo amigo, compañero y miembro muy querido de
la familia, si es verdad, a veces tu insistente ladrido, podía molestar a
alguien e incluso con tus dientes pequeñitos llegaste a morder a amigos que nos visitaban y a muchos de los
sobrinos y sobrinas, pero ese periodo ya pasó, ahora eras mucho más calmo y
tranquilo, pero alguien vacío de amor, de vida oscura y silente, con
metas egoístas, desesperanzado, sin amor, un zombi, sin mejores propósitos que
una supervivencia mórbida e inútil, fue capaz de herirte, lastimarte y alejarte
de tu familia, que pena por él, porque no podrá ser feliz, debido a la amargura
que lleva dentro de sí, como para osar hacer daño a alguien tan lindo e
indefenso como fuiste tú Osito querido.
Estés donde estés, si sigues con vida, seguro te acompañará
el recuerdo de tu familia y las muchas horas de felicidad y alegría que viviste
en medio del manantial de amor que se te entregó siempre, y si ya no estas con
vida, nos queda el consuelo de haberte prodigado los mejores cuidados y un inagotable caudal de amor.
Adiós Osito querido.
Adiós mi peludito, mi chico, mi niño…....
Tu ausencia ha marcado
mi vida con una lacerante cicatriz, de dolor, de angustia, de vacío, de
soledad y ausencia.
Que grande ha quedado la casa sin ti,
Que larga ausencia, llegar a casa y que tu no salgas como
siempre, me llena los ojos de lágrimas y
una obscura nube de tristeza se posesiona de mi cielo.
Te extraño Osito, te extrañamos, será difícil acostumbrarnos
a tu ausencia.
Que Dios te bendiga, ahora que seguramente eres un angelito
muy lindo en el cielo de los peluditos.
Te quiero mi chico.
Al mes de no encontrar a mi Osito.
Fredy Torres A
Tarapal, septiembre 4 del 2015